El hombro es el segmento articular más móvil del cuerpo humano, conocido en latín como “articulatio humeroescapularis”, y se compone principalmente de tres elementos óseos (el húmero, la escápula y la clavícula) que, junto a sus elementos de estabilidad, cápsula y ligamentos, y a los diferentes grupos musculares, dotan a esta región de una gran importancia anatómica y biomecánica.
La justificación ante la cuestión de porqué este complejo articular es el más móvil del cuerpo humano, podemos otorgársela a una razón puramente antropológica. El ser humano, desde el logro evolutivo de la bipedestación de nuestro ancestro el Australopithecus hace 4 millones de años, comenzó a desarrollar habilidades con los miembros superiores. En primer lugar, se desarrollaron habilidades “primitivas” (por ejemplo, agarrar un alimento y acercarlo a la boca), y en segundo lugar habilidades más “modernas” como agarrar un objeto y lanzarlo (caza, alcanzar frutos de árboles más altos, etc.), hasta que la actualidad el uso de los miembros superiores está presente en todas las AVD, trabajos, actividades deportivas, alimentación e higiene. Durante todo este viaje evolutivo, tanto el desarrollo postural hasta el actual Homo Sapiens Sapiens, así como el desarrollo de las habilidades anteriormente descritas, han dotado al complejo articular del hombro de una gran movilidad con gran repercusión biomecánica.
Es lógico pensar que todo en esta vida tiene un precio, y el precio que pagamos por tener la articulación del hombro tan móvil se trata de que al mismo tiempo es un complejo articular donde sus elementos de estabilidad son muy laxos y dependen de elementos externos como son los músculos para mantener una correcta función y por tanto protegernos de padecer patologías a este nivel. Pero esta protección no siempre tiene éxito, por tanto podemos afirmar que el complejo articular del hombro tiene una importante incidencia en las consultas de traumatología y fisioterapia, ya que no debemos obviar que tanto el uso excesivo de este complejo articular, así como traumatismos directos o indirectos, pueden asentar diferentes procesos patológicos en esta región. Además de factores posturales, articulares, metabólicos, o simplemente por un patrón de dolor referido.
Si tomamos, como ejemplo, el Síndrome Subacromial (SSA) como posible patología que puede llegar a instaurarse en el hombro, debemos tener en cuenta diferentes aspectos durante nuestro abordaje terapéutico. El primero de ellos es que el SSA se caracteriza por una disminución del espacio subacromial, comprometiendo los tejidos que en él se encuentren, y puede tener su origen en algunas de las circunstancias siguientes o bien en la suma de varias. Tanto la disfunción de superioridad de la articulación glenohumeral que disminuye dicho espacio subacromial por el ascenso del húmero acercándose al acromion, como alteraciones en el tamaño y/o forma del acromion que pueden cursar con la presencia de osteofitos, o traumatismos directos que imbriquen esta región, nos evocarán ante un espacio subacromial disminuido y por tanto serán causa del SSA. Por otro lado, no hay que olvidar que la coaptación de la articulación glenohumeral en reposo es gracias a la activación de músculos antigravitacionales, que si se tornan hipertónicos favorecerán la elevación del muñón del hombro provocando la instauración del SSA, así como producto de esta elevación podemos encontrar un cierre en algunos de los desfiladeros por los que el paquete vasculonervioso se dirige hacia el miembro superior. Todo esto nos hace establecer un cuadro sintomatológico que cursa con dolor anterolateral (bajo el acromion) que se exacerba en la abducción, la flexión y la rotación externa, por la afectación principalmente del tendón del supraespinoso y de la bursa subacromiodeltoidea.
En cuanto al tratamiento fisioterápico del SSA mediante la terapia manual, hemos de reconocer que esta nos ofrece diferentes métodos con los que hacer frente a esta patología. Gracias a la terapia manual ortopédica, con técnicas manipulativas y/o articulatorias, podemos abordar las posibles disfunciones articulares del complejo articular del hombro, como la disfunción de superioridad glenohumeral en el caso del SSA. Por otro lado, el concepto de inducción miofascial es una herramienta esencial para el trabajo sobre los tejidos blandos, principalmente fascias, que también están implicados en el SSA. Y, por último, el concepto de movilización neural o neurodinámica nos ayuda a resolver aquellos problemas neurológicos que se instauren tras el cierre de alguno de los desfiladeros neurovasculares y que agraven la sintomatología.
Todo este enfoque terapéutico, junto con un análisis profundo de la anatomía, la biomecánica y una exhaustiva valoración fisioterápica, será la clave del éxito en nuestra clínica diaria como fisioterapeutas ante el reto de luchar junto con el paciente contra toda aquella patología que se instaure en el complejo articular del hombro.
La complejidad del tratamiento de hombro se debe en gran parte a la compleja relación entre sus estructuras, pero todo avance (por pequeño que sea) parecerá un paso de gigante en la vida del paciente así como el primer hombre en pisar la luna dijo la conocida frase «Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad».
En el curso de Fisioterapia en las afecciones del complejo articular del hombro y lesiones asociadas del miembro superior se facilitará la formación completa en los principios generales, exploración, valoración, diagnóstico diferencial, procedimientos y técnicas más importantes en el abordaje mediante terapia manual en la práctica clínica. Además, se verán distintas técnicas de fisioterapia con las que dotar al fisioterapeuta de las herramientas necesarias para la práctica clínica. Próximas ediciones en Zaragoza (España) y San José (Costa Rica).
Entrada escrita por: D. Ricardo San Miguel
Aquí tienes la entrevista completa al profesor D. Ricardo San Miguel sobre su curso en INSTEMA:
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