La terapia craneosacra tiene su origen en la Osteopatía en el siglo XIX en EEUU. Sutherland discípulo de Still (Padre de la Osteopatía) queda totalmente fascinado con la fisionomía de las suturas craneales y como estas describen una anatomía que solo tiene sentido ligada a una fisiología, al funcionamiento del sistema craneosacro.
Esta fisiología se basa en la existencia de un ritmo craneosacro, fisiológico y con una entidad propia diferente del ritmo cardiorespiratorio. Éste ritmo se relaciona con una micromovilidad y/o elasticidad tisular detectable en las meninges del sistema nervioso central a través de la palpación del cráneo y/o sacro por un terapeuta debidamente instruido.
Con la información y práctica necesaria el terapeuta craneosacral podrá detectar en el paciente diferentes zonas de restricción fascial que generen una disfunción en el sistema craneosacro y por extensión en la salud del paciente.
En cuanto a sus indicaciones son muy extensas y variadas, cualquier síntoma de la mayoría de nuestros pacientes, que pueda estar producido por una retracción fascial como diferentes algias, migrañas, estreñimiento, rendimiento deportivo, disfunciones de la A.T.M, etc.
De entre ellas podemos resaltar los traumatismos directos, wiplash cervical, coxigodinias o repercusiones funcionales de las cicatrices quirúrgicas abdominales o del SNC.
Otra de las virtudes del tratamiento craneosacro es la casi ausencia de contraindicaciones, convirtiendo esta terapia en una estupenda herramienta en el tratamiento de pacientes especiales como recién nacidos, bebes, niños, ancianos y discapacitados por la suave intensidad de presión en sus manipulaciones así como la ausencia de dolor durante el tratamiento.
Jaime Cabañes García. Fisioterapeuta, Osteópata D.O
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