La Auriculoterapia consiste en la utilización terapéutica de informaciones que se pueden captar a nivel del pabellón auricular por distintos medios, lo cual se explica perfectamente por la riqueza de su inervación así como por sus múltiples conexiones con el SNC.
Se fundamenta en la existencia en el pabellón auricular, en situaciones patológicas, de unos puntos especiales en la dermis, que se pueden detectar fácilmente por distintos medios y cuya estimulación produce a distancia efectos reflejos que se traducen en una mejoría o desaparición de las molestias que aqueja el enfermo.
La Auriculoterapia aparece en la historia en distintas etapas. Hipócrates (s. IV a.C.) y Galeno (s. II d.C.) ya hicieron referencia a ella en sus escritos para tratar, sobretodo, trastornos menstruales y sexuales. Valsalva (s. XVII) la utilizó en el tratamiento de las odontalgias. En China, se la consideró la pariente pobre de la Acupuntura. Pero allá por los años cincuenta, quien consiguió revivirla, fue el Dr. Nogier, quien la exploró con carácter científico. En 1990, en un encuentro internacional en Lyon, la OMS le dio la valoración de técnica médica oficialmente aceptada.
En la oreja, existe una imagen refleja que podría equiparse a la de un feto “in útero” a término. Con arreglo a esto, existe un punto reflejo auricular por cada zona corporal. Es importante destacar que esto solo es demostrable en un sujeto enfermo. Esto no se cumple en un sujeto sano puesto que solo cuando una región corporal abandona su equilibrio fisiológico pueden detectarse en la oreja, puntos alterados.
Esta alteración del punto es la que permite la práctica de la auriculoterapia que consiste en la estimulación por distintos medios de dichos puntos detectados, con los cual buscaremos modificar los trastornos observados en el organismo y que son el origen de los puntos alterados en la oreja. Por todo ello, la Auriculoterapia puede servirnos, no solo como método de tratamiento, sino también, como método de diagnóstico.
Dentro de las múltiples ventajas que presenta la Auriculoterapia, destacar que es una técnica de aprendizaje fácil y de práctica sencilla; puede tratar tanto patologías agudas como crónicas y tiene resultados rápidos. No necesita de material costoso ni complejo. Tiene múltiples indicaciones y escasas contraindicaciones. No necesita el conocimiento de conceptos de origen oriental, como ocurre con la acupuntura, puesto que esta técnica se adapta perfectamente a los conocimientos de la medicina occidental.
Las indicaciones de la auriculoterapia son variadas pudiendo utilizarse en cualquier tipo de dolor (ciáticas, cervicalgias, cefaleas, epicondilitis, neuralgias, etc.), en trastornos funcionales y orgánicos (dismenorrea, estreñimiento, asma, prurito, alergias, vértigos, etc.), así como en patologías psíquicas (ansiedad, depresión, insomnio o hábitos tóxicos). Contraindicaciones tiene muy pocas, entre ellas, el embarazo, la hipertensión, asma o insuficiencia cardíaca graves, dolores que sean subsidiarios de intervención quirúrgica o pacientes muy debilitados.
Para nosotros, los fisioterapeutas, la considero una herramienta muy útil y eficaz puesto que la podemos utilizar como tratamiento único o como tratamiento complementario a cualquiera de nuestras técnicas; por ejemplo, podemos utilizarla previa a la terapia manual con lo que conseguimos mejorar su eficacia al disminuir la tensión muscular o posterior a ella, para prolongar sus beneficios.
La Auriculoterapia puede servirnos para ampliar nuestro arsenal terapéutico, al mismo tiempo que nos proporciona un aliciente extra, ya que precisa de la comunicación constante entre el paciente y el terapeuta, lo cual contribuye a aumentar la confianza y seguridad del paciente en nosotros incrementando las posibilidades de conseguir éxito terapéutico en nuestro tratamiento.
Lara Esteve Guillem